TIEMPOS DIFICIELES

  En algunos momentos nos debilitamos                                 y corremos peligro de sucumbir ante la tempestad.
Pero no tengas miedo,
" Un mar calmado no hace buenos marineros"
Hay que crecerse ante la adversidad y mostrar de que madera esta forjado tu corazón.


Vivimos tiempos difíciles, seguramente la pésima situación económica que atravesamos vaya para largo, las soluciones rápidas no existen y por lo que respecta a España, aún es peor, el cambio de gobierno ha traído más insatisfacción que esperanza, y  con ello más frustración que ganas de seguir luchando. Pero esta es  nuestra realidad y no nos queda más que seguir luchando mientras dure.
Cada persona somos un mundo, cada uno de nosotros lleva los buenos y malos momentos de manera distinta. Unos viven con  un equilibrio casi completo, independientemente de lo  que están viviendo. Otros, viven con miedo constante, ya sea a perder la salud, trabajo, bienes materiales. Y otros piensan que a ellos nada malo les puede pasar, no valoran la salud hasta que la pierden, no respetan a su pareja hasta que esta se va, y entonces... Como en todo, el equilibrio es siempre la mejor opción.
Hay que intentar vivir aprovechando casa segundo de felicidad, sin miedos, porque el miedo es el peor compañero de viaje, nos impide actuar nos paraliza. Pero a la vez, hay que ser consciente de lo frágil que es nuestra realidad, que todo puede desaparecer en un abrir y cerrar de ojos. Entender esto, nos ayudara a valorar nuestra vida. Pero en este tiempo de crisis vivir sin estar sujeta a estos miedos se esta convirtiendo en una tarea de titanes. Hoy el que no tiene trabajo solo puede pensar en encontrar uno y el que lo tiene solo piensa en conservarlo, ahora menos que nunca es el momento de perder nuestra fuente de ingresos, así que trabajamos y trabajamos un poco más cada día, pasamos horas y horas, nos preocupamos nos estresamos ... hasta que entramos un circulo vicioso de angustiosas horas laborales del que es muy difícil salir, nos lleva a una vorágine de nervios, cansancio, falta de sueño, perdida de ilusión y ganas de casi todo. En estas circunstancias es difícil el momento de parar y decir: ¡Basta ya!
Creo que debe llegar un momento en la vida en que nos obliguemos a parar y mirar a nuestro alrededor ( y sobre todo en nuestro interior) y preguntarnos ¿quien soy?, ¿donde estoy?, ¿hacia donde voy?. Pero tengo la triste sensación que a la mayoría no nos gustaría lo que encontraríamos.

No se cuál es la solución a está crisis mundial, ni siquiera la de mi pequeña gran crisis personal, pero creo que tengo que empezar por vivir. Simplemente, vivir. Y esperar que la vida siga siendo generosa conmigo y encontrar la manera de llevarme allá donde tenga que estar.