Estas barreras son casi siempre sociales, marginamos a nuestros mayores, y que dan origen a sus respuestas de defensa en forma de demanda de afecto, sentimientos de inseguridad, perdida de auto estima, pudiendo generar cuadros de depresión u otro tipo de enfermedades picosomáticas de diversa índole (Eje. Síndrome de Diogenes, Síndrome de Noé), haciendo que esto disminuya la calidad de vida.
Todo este proceso puede ser más fácil y llevadero con una buena educación desde la infancia y la adolescencia, enseñándoles a nuestros hijos a dar a nuestros mayores su sitio, tanto en nuestras vidas como en la sociedad. Hay que aprender que todos envejecemos y que nos enfrentaremos a nuestra propia vejez y que seremos, como lo son ellos ahora, los depositarios de la identidad cultural de nuestro pueblo.
En cuanto al trabajo educacional resulta necesario insistir que nuestra ayuda se debe basar en: 1. Aceptación
2. Alimentación
3. Ejercicio
4. Familia
5. Estudio
No hay comentarios:
Publicar un comentario